Muñecos: juego de niños, aprendizaje de vida

Generalmente, miramos a nuestros pequeños jugar y vemos sólo eso: un juego de niños. ¿Y si nos detenemos a ver un poquito más allá?

Generalmente, miramos a nuestros pequeños jugar y vemos sólo eso: un juego de niños.

Esto es común en nuestra cultura adultocéntrica, donde todo lo “importante” es lo que hacemos los grandes.

¿Y si nos detenemos a ver un poquito más allá? La propuesta es descubrir qué aprenden los niños cuando juegan. 

En el juego simbólico, los peques comienzan a representar roles, afectos y visiones del mundo. La vida cotidiana, los vínculos, las emociones, la identidad… ¡Todo esto se ensaya jugando con muñecos!  

Pueden ser animales, bebotes, de trapo, peluche, articulados… ¡Todo vale! Los roles van cambiando, van creciendo y complejizándose.

¿Alguna vez descubriste a tu peque cocinando como vos? ¿O reconociste tus palabras al escucharlo hablar con sus muñecos?

Muchos especialistas, incluso, sugieren que prestar atención a estos juegos nos brinda a los cuidadores la posibilidad de saber cómo se siente tratado o querido ese niño, qué necesita, cómo nos ve en nuestro rol de educadores… ¡Y cómo nos ve como seres humanos!

Los muñecos acompañan el desarrollo madurativo, la adquisición de habilidades sociales, cognitivas, emocionales e intelectuales. Jugando aprendemos a compartir una merienda, a cuidar a un enfermo, a alimentar a nuestra mascota, a hacer las compras, a enseñar… a pedir lo que necesitamos y a acompañar a los demás en sus necesidades. Jugando, las niñas y los niños ensayan la empatía, la tolerancia, la diversidad y la integración social.

En este sentido, es importante que como papás y mamás ofrezcamos variedad de muñecos, ampliando la mirada, corriéndonos de prejuicios y tabúes, dando lugar a nuestros pequeños a que exploren y decidan cómo quieren jugar hoy en este juego de la vida.